martes, 14 de diciembre de 2010

Metáforas...

     Todos tenemos malos momentos. Malas rachas.
 ¿Sabes esa sensación al estar metida en el mar, a gusto, acostumbrada ya a la fría y salada agua, y de pronto ser atravesada por una corriente helada?
 Así me siento yo.
 Pase de estar plácidamente flotando en el agua, a querer huir de ella y de su helada corriente.

 Ahora no estoy bien. Tampoco fatal. Simplemente estoy, y con eso supongo que será suficiente.

 Es como si ya no tuviera ganas de nada. El agua en el que antes flotaba, no era un agua perfecta. Quizás no estaba a mi temperatura ideal, pero era mi agua, mi mar de siempre. Y hoy me encuentro aquí. En un océano nuevo. Grande. Helado. Grito e intento nadar en busca de tierra, pero es tan grande que nadie me oye.
Aunque supongo que si no me oyen es porque no hay nadie allí para escucharme.

 Cada día me queda menos tiempo y menos energía para llegar a tierra.
 La gasto inútilmente nadando sin dirección, sin rumbo, desesperadamente. No se donde estoy. No se como salir.
 Noto el final cerca, puesto que sin fuerzas y sin descanso para recuperarlas, poco podré aguantar.
 No dejo de preguntarme ¿Y si este es mi final? He nadado en miles de mares extraños y aterradores, pero nunca hasta hoy en un océano. Siempre vi un horizonte, lejano, tal vez difícil, pero al fin y al cabo, una salida, una meta.
 Pero este océano es diferente. No tiene límites, no tiene esquinas, no tiene horizontes, porque aún nadie lo ha cruzado, y todo es inesperado.
 Quien sabe si mañana habrá un nuevo horizonte, o llegue a divisar a alguien en el. No lo se. Se que alguien lo dibuja según pasan los días, y cada día que paso, me oscurece más el fondo complicándome diferenciar el cielo del agua. Y si estoy perdida sin divisar donde empieza el agua, ¿qué voy a hacer si no se donde acaba tampoco?

 Si cada día es más oscuro, llegará el día en que se apague. Y ese día será el día en que mi cuerpo decida entregarse al agua y acabar con la lucha por salir de ella.

 Maldito pluma del destino, ¿por qué juegas con mi porvenir, con tus ceras envenenadas, oscureciendo la poca luz que conseguí crear?
 ¿Qué he hecho yo, puto azar, para que te diviertas a mi costa?
 ¿Quién coño escribe mi camino, y porque zigzaguea de esa forma?
 "No quiero dar más tumbos, que ya no estoy borracha"(C.H.C)

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