lunes, 16 de enero de 2012

Clásicos absurdos.

Hay días en los que no te levantarías de la cama. Literalmente, no lo haces.
Días en los que decides levantarte de la cama, pero te diriges directamente al sofá.
Días blancos. Días negros. ¿Pero donde están los demás? Los días rosas, los azules, los rojos, los blancos...

Hoy es blanco, y mañana se que volverá a ser negro.
No os quiero confundir, amo el blanco y negro. Todas esas películas antiguas, clásicos inolvidables, que nos envuelven con solo dos colores en una apasionante historia. Me gusta el blanco y negro, en un film.
Pero...¿qué pasa cuando tu vida se ve solo en blanco y negro? Me explico llamaremos días blancos a los días que pasan, sin dejan huella, sin ningún acontecimiento a recordar, un día sin más. La vida pasando delante de tus ojos.
Y los días negros serán aquellos en los que tu cuerpo no te permite salir de la cama, aquellos en los que te ves tan sumamente deprimida, que prefieres dormir durante lo que queda de día, antes que recordar todo aquello que te aflige. Prefieres estar ausente.
¿Qué pasa cuando tu vida pasa a ser un hecho completamente absurdo? Es decir, me levanto desayuno, saco al perro. Como, saco al perro. Ceno, y vuelvo a sacar al perro. Y... ¿punto? ¿Esto es la vida? ¿Esto es MI vida? Una rutina absurda completamente vacía y carente de sentido. ¿Donde quedaron mis metas? ¿dónde está esa niña sonriente, luchadora, alegre y diventida? ¿donde están los colores de mi vida?
Puede ser que sea un clásico o puede ser que sea una grabación absurda en blanco y negro, pasando totalmente desapercibida entre millones de películas.
Podría ser una de esas personas atormentadas que convierten sus sentimientos más deprimentes y oscuros en autenticas obras de arte, y quiza algún día alguién me recordaría como una figura tremendista de mi época.
O quizá sea una de esas personas oscuras, es decir, un ente sin color que pasa por la vida sin dejar mella en la vida ni en la existencia de nadie.
¿Que soy o qué seré? Eso me lo dirá el tiempo. ¿que quiero y que querré? Eso solo lo sabe el viento.

lunes, 6 de junio de 2011

La verdadera felicidad.


La felicidad no es un estado, es un instante. Es un momento. Un detalle.
Un escalofrío al rozar tu espalda con mis dedos. Un beso en la nariz. Unas velas. Una película tumbados en el sofá. Una mirada de complicidad. Un viaje. Un mensaje inesperado. Una sorpresa. Pensar en el otro. Idear nuevas formas de sorprenderte. Una risa tonta.
La felicidad nunca depende solo de nosotros. Siempre depende de algo...de alguien.
La felicidad solo se encuentra en aquel que realmente la busca.
La felicidad es esa sonrisa incontrolable en la boca. La felicidad no es un bien material. No es visible. No es corporea. La felicidad es incontrolable...Impredecible.
Pero también es fugaz. Intermitente. Incoherente. Tan pronto la estás disfrutando, como la echas de menos. A veces la deseas tanto, que te engañas y crees experimentarla. A veces la tienes delante y no eres capaz de verla. La felicidad no es eterna, no se puede decidir, no se puede controlar.
Y a veces, hay que renunciar a un instante de felicidad, para evitar un sinfín de sufrimiento.

domingo, 5 de junio de 2011

Las cargas de cada día...

Huir dicen que es de cobardes. Que dar la espalda a los problemas y correr en busca de un rincón donde lograr esquivarlos, no es la forma más respetable de no tener problemas. Dicen que es de valientes coger el problema por los cuernos, cara a cara y enfrentarlo, resolverlo.
¿De valientes? No se si seré una cobarde o no, pero ojalá pudiese correr con todas mis fuerzas. Nadar. Volar. Huir. Desaparecer. Hacer que desaparezcan los problemas. Lo probé-los obvie durante un tiempo, los ignoré-fracasé. Al menos eso pensaba antes. Hoy por hoy te diré que lo intentes. No se si fracasarás. No te diré que lo hagas, no se si lo conseguirás. Pero, intentarlo, luchar, nunca es un fracaso.
Por mucho que trates de alejarlos de ti. Por mucho que creas que desaparecerán solos. No es así. Volverán. Allá donde tú vallas, cargarás con ellos. Como una mochila a la espalda. Llena o medio vacía. A tope o ligera. Un peso que retrasa nuestra marcha habitual. Que impide que avancemos en el camino. Que minan cada paso. Un peso que... Quizás no hoy, pero un día, se hará tan grande que te impedirá avanzar más. Que te arrebatarán el camino. Que conseguirán apartarte de él.
No puedo decir hazlo. No puedo jurarte que lo conseguirás. No puedo asegurarte que todo saldrá bien. Pero...Inténtalo. Porque lo que si se es que si no lo haces te arrepentirás. Y como decía alguien, al que aún hoy echo en falta, "Nunca te arrepientas de lo que has hecho, si no de lo que no hiciste".

sábado, 21 de mayo de 2011

Así.

Un día alguien me dijo que siempre me entregaba demasiado en las relaciones. Soy pasional. Soy muy pasional. Amo al máximo, odio al máximo, sufro al máximo. Yo soy así.
Mi vida es una montaña rusa de emociones, no siempre puedo estar arriba. Sueño con no quedarme siempre abajo.
Antes mis bajadas, aterradoras y escalofriantes, duraban segundos, minutos o a lo sumo, horas. Hoy en día duele no poder decir lo mismo. Me ilusiono más. No lo niego. Me entrego cada vez más, y aún que se que darme tan plenamente a una persona e implicarme o ilusionarme de tal manera solo me traerá, a la larga, un sufrimiento mayor, no me arrepiento.
No me arrepiento de trabajar cada día por hacer feliz a alguien... No me arrepiento porque aunque hoy sufra por ello, hubo un día que me hizo feliz. No me arrepiento de haber perdonado engaños, mentiras o malas formas, porque en aquel momento fue lo que me permitió seguir disfrutando ese "amor".
¿Mi error?. No se cual fue mi error. ¿Dar demasiado?, ¿perder el orgullo y la dignidad?. ¿Ser celosa, absorbente y paranoica?. Eso forma parte de enamorarse. así que no, no se cuál fue mi error.
Ese error, que me cuesta mil lágrimas cada noche, y mil lamentos cada mañana. Ese maldito fallo que me está hundiendo y erosionando el alma. Ese estúpido equivoco que me separó de todo cuanto he amado, ese...Ese solo lo conoce él.-

martes, 10 de mayo de 2011

La fortaleza reside en la resignación.


Hay que ser fuerte para afrontar el fracaso.
Y fuerte para tratar de evitarlo.
Hay que ser fuerte para luchar por causas perdidas, pero también hay que ser fuerte para asumir que puedes perder la batalla.
Si, luchaste. Uno. Dos. Tres. Cuatro. Y pierdes la cuenta. Y no eres capaz de acordarte de los intentos. De cuantas veces has luchado por lo mismo, cegada por un sentimiento, que ahora ves absurdo.
Has hecho todo. Absolutamente todo lo posible. Y sin embargo... nada ha cambiado.
Hay que ser fuerte no solo para fracasar, no solo para luchar, no solo para seguir, no solo para perder. Hay que ser fuerte para saber cuando abandonar, cuando darse por vencido.
Ser fuerte es comprender tus límites, aceptarlos. Es asumir que lo imposible, es imposible para todos, y no empeñarse en atravesar un muro de hormigón.
Ser fuerte es ponernos metas a nuestro alcance, es asumir que aquellas que ansiamos y son imposibles, son imposibles y punto. Ser fuerte es intentar alcanzarlas, y si no lo conseguimos la fortaleza es quien nos dirá para.
Ser fuerte es resignarse. Ser fuerte es aceptar tus virtudes y amar tus defectos. Ser fuerte es conocerte tal y como eres y darte a conocer así. Eso, amigos mios, es ser fuerte.-

miércoles, 30 de marzo de 2011

Respeto...

Nacemos. Vamos creciendo. En general la infancia es la época más feliz. Sin decisiones. Sin problemas. Sabiendo lo justo y necesario, ni más, ni menos. Lo suficiente para ser felices. Descubrimos. Aprendemos. Disfrutamos. Es esa etapa en la que todo es maravilloso. Todo es nuevo. Nos espera un mundo sin conocer. Está esperando ser explorado. 

Descubrir, aprender y equivocarse forma parte de la vida humana, ya seas un niño o un adulto. Cuando somos pequeños creemos que la vida es un sueño hecho realidad.

Hoy yo no puedo decir lo mismo. No soy adulta, no soy pequeña. Quizás no comprendo la vida. Quizás no sepa como funciona el mundo.
Pero tengo mi opinión sobre lo que conozco de él.
Nos enseñan desde que nacemos valores de igualdad, de hermandad, de solidaridad. Un mundo ideal, del que podemos esperar cualquier cosa. Nos venden sueños, nos venden metas.
Cuando dejamos de ser tan pequeños, nos tratan de convencer de que podemos cambiar el mundo. Sin embargo cuando tratamos de hacerlo y fracasamos, no se sorprenden. Porque cambiar el mundo no es posible, y eso ellos, ya lo sabían.
Vivimos rodeados de distancias. Si todos somos iguales, ¿por qué no nos tratan a todos igual? Cuando Karl Marx hablaba de un mundo ideal, habló de comunismo, y no solo un comunismo económico. En teoría, una buena idea, una manera de ser todos iguales y de vivir armónicamente en una sociedad ideal, sin embargo en la práctica, fue un fracaso. Pero aún quedan personas que afirman ser comunistas.Y toda esa gente que hoy en día presume de ser comunista, miente. Todos aquellos que optan por un sistema socialista y común, se engañan y engañan al resto.
No, no somos todos iguales. No, no todas las personas tienen los mismos derechos. No podemos seguir viviendo engañados. El mundo es así, y no va a cambiar nunca. No llegará el día en el que no halla hambre. No habrá un día en el que alguien no muera, en el que alguién no sufra. No habrá un mundo en el que todos nos respetemos.
Los humanos somos seres sociables, sentimentales. Sufrimos. Amamos. Odiamos. Sentimos dolor, humillación. 
Los que están en la cima de la sociedad no buscan más que seguir en ella. Engañan. Mienten. Manipulan. Son capaces de cualquier cosa por seguir teniendo el poder, que creen, que les dará fuerza, que les proporcionará el respeto y admiración del resto, de los que están por debajo. Sin embargo no quieren respetar. 
¿Acaso es sinónimo de poder la humillación? ¿La soberbia?  ¿La prepotencia? ¿Es indispensable, para ser respetado, humillar? No lo creo. Sembrar miedo, no significa recoger respeto. El respeto es admiración. No es simplemente la consideración o deferencia, sino que implica un verdadero interés,  no egoísta,  por el otro más allá de las obligaciones explícitas que puedan existir, como la buena educación, la amabilidad y las buenas maneras. Los seres humanos debemos respetarnos porque todos y cada uno de nosotros poseemos un bien intrínseco y absoluto, la dignidad. Sin embargo, al igual que la dignidad, el respeto es un valor que ha de ganarse y conservarse. "Honor a quien honor lo merece", como dijo Fernando Savater. 
Los que se encuentran por debajo de todo en la sociedad, sin embargo tienen otras aspiraciones. Evidentemente, habrá avariciosos que desean el poder, y sean capaz de hacer lo que sea por llegar a él. Pero en general las clases bajas no buscan más que realizarse. Buscan progresar, ascender. Buscan reconocimiento por su esfuerzo. Quieren el respeto que día a día se ganan, y del que, lamentablemente, carecen. Y es que, como dijo Karl Marx, "El obrero tiene más necesidad de respeto que de pan". 

domingo, 27 de marzo de 2011

No espero que sepas lo que es. Que sepas lo que se siente. No espero que lo entiendas. Que lo aceptes. 
Eres demasiado perfecta. La vida no te trató bien. Y aún así, saliste adelante, salvando todos los obstáculos que trataron de hacerte caer. 
Y ella, con una vida tan dura. Pero es una superviviente. Es valiente. Inteligente. Tan exuberante. Con estudios, trabajo, amigos. Es fuerte. Independiente.
Sin embargo yo...
Siempre sentí esa diferencia física tan enorme. Yo, rubia, ojos verdes, pálida, ancha de huesos y de complexión ancha también. Era pequeña, no me daba cuenta. Fui creciendo. Empecé a dudar. Ella bromeaba con que no pertenecía a vuestra familia, con que era adoptada. Quizás no se daba cuenta, pero dolía. 
Pero, ¿y ahora?. Para mí no hay fuerza. No hay inteligencia. No hay velentía. No hay coraje. Tampoco hay futuro.
Se me recordará como aquel alma en pena. Llena de problemas. De dolor, de dudas. Que vagaba absurda.
Yo, la debil. Yo, la pequeña. 
¿Sabes que es sentirse insignificante?¿Loca?¿Incomprendida? No esperaba que lo supieras, en fin, en tu perfección no caben mis defectos.
Un día...Solo espero un día, poder llegar a ser eso de lo que te sientas realmente orgullosa.